Al principio de bucear por este mundo de
las nuevas terapias y energías, escuchaba a menudo la frase de “vivimos en una
matrix y un mundo irreal fabricado para impedirnos ser lo que realmente somos”.
Lo cierto, es que al principio lo dudaba,
aunque me sonaba a realidad, pero cada día hay un montón de cosas que tengo más
y más claras. La primera y principal es la del miedo y estado de cobardía que
nos infunde; en ocasiones llega a hacernos seres miserables, que con tal de
mantener ese estado de confort irreal en el que vivimos, nos lleva a una
mentira permanente sobres nuestros sentimientos y forma de actuar.
La mayoría de nosotros vive contra sus
propios principios y convicciones, contra lo que le dicta su esencia y origen.
El miedo te hace callar, esconder, manifestar estados de ánimo contrarios a lo
que de verdad sientes, y creas ese personaje con el que te disfrazas y afrontas
tu día a día. Claro el resultado de esto, es ese sentimiento de culpabilidad
que te corroe las entrañas. A medida que vas viviendo más tiempo y vas permitiendo
que la mentira vaya creciendo, creciendo, el sentimiento de culpa y malestar va
en aumento, hasta que llega un punto en el que ya apenas recuerdas quien y que
eres.
El mundo actual, la sociedad actual, no
ayuda mucho a desvanecer esta impronta que nos tiene atrapados por el cuello.
Todo en ella es mentira, es manipulación pura y dura y claro como la mentira
tiene las patas muy cortas, de momento sale a la luz la verdad, que como nos da
tanto asco, lo que hacemos es mirar para otro lado, dar por sentado que todo
está podrido y ante esto solo nos queda como solución escoger lo que creemos
menos contaminado. Pero he aquí que claro, como no hemos investigado y
preocupado de conocer la realidad, lo escogido a veces es mucho peor que lo que
ya teníamos.
Y todo por miedo, por falta de valentía y
confianza en nosotros mismos, en nuestra sabiduría y por ello entregamos
nuestro destino a seres que ni siquiera saben cuál es el suyo y por ello se
dedican a dictar normas a los demás, a ver si por casualidad suena la flauta y
así también ellos saben que es lo que es bueno. Y no, no me refiero solo a los
políticos, me refiero a todos en general y a nosotros mismos.
En ocasiones cuando me sorprendo dando
consejos a los demás, me pregunto, ¿quién los da mi verdadero yo o es el
maldito ego absurdo? Estoy intentando ser yo en cada momento, en cada instante,
pero no os voy a negar que pueda dar la impresión de ser una misión imposible.
Pero no lo es, se trata de no desesperarse e ir tomando consciencia poco a poco
y tampoco se trata de arrepentirse o sentirse culpable por no hacerlo como es
debido.
Me he dado cuenta hace poco, que tampoco
hay que ir pregonando publicando por ahí lo que piensas y lo que sientes. Esta
es otra manipulación a la que somos sometidos, la de tener que confesar
nuestros pecados para ser perdonados. ¿Perdonados por qué y por quién?
Mis pensamientos, emociones y
sentimientos, son sola y exclusivamente míos, forman parte de mi esencia, de mi
yo soy y por tanto no tengo que someterlos a juicios externos. Solo los
compartiré con quién crea conveniente y por supuesto dándome igual lo que pueda
pensar o sentir esa persona respecto a ellos. Tampoco pienso compartir desde
ahora, lo que sienta, exprese o la relación que tenga en la intimidad, sin la
presencia de otras personas, con cualquier ser que decida regalarme su tiempo y
atención. Reniego, renuncio a esa necesidad de contar a todo el mundo como es
mi vida, bastante tienen ya y poco me importa lo que vean y piensen cuando
estoy en público o compartiendo espacio con los demás. Claro, también he
entendido que me importa tres narices, lo que piensen, hagan o digan los demás,
allá ellos, es su problema, yo a lo mío que bastante tengo, así solo tendré el
trabajo de modificar mis pautas y no las de toda la humanidad y por tanto me
será más fácil encontrar mi punto de equilibrio.
Por tanto a partir de ahora, los
siguientes objetivos:
Actuar en plena consciencia y coherencia
con mí ser interior.
No dar ni una puñetera explicación sobre
nada, ni a nadie.
Soltar la cuerda por la que me aferro a
los demás, para que a través de su libertad, pueda ejercer la mía.
Dar permiso a mi consciencia para que se
expanda todo lo posible.
SER FELIZ Y ACEPTAR Y ABRAZAR MI
DIVINIDAD SIN COMPLEJOS, NI TRABAS.
Bueno pues yo estoy en ello y te invito a
que escuches tu interior, tu sabiduría y hagas lo que creas y sientas más
conveniente. Como siempre Abrazote y desde mi plena conciencia te dejo marchar
en libertad, sin pedirte explicaciones, ni emitir juicios, te permito ser libre.