EL MERCADO ESTA SATURADO
El
título del presente artículo lo dice
todo.
El
otro día, al hilo de una propuesta sobre organizar algún curso o taller en un
lugar determinado, la persona a la que se lo indique me contesto más o menos lo
siguiente: “Inténtalo en otro sitio, ya que aquí el mercado está saturado y no
se llenan los cursos de nada, ni incluso los famosos llenan ya las salas”.
Este
hecho me hizo recapacitar sobre lo que hace tiempo vengo apreciando, incluso en
mi propia persona, y es que de un tiempo a esta parte hay una cierta desgana e
incluso aburrimiento hacia todo este movimiento “espiritual” y como que nada te
llena. Existe una especie de desengaño generalizado y solo unos pocos persisten
en su fidelidad a la práctica de una técnica u otra, intentando mantener la
expectativa de un resultado que consiga traer la, tan ansiada, felicidad a su
vida, unida a la prosperidad y abundancia.
Con
el surgir de tanto buenismo y corderil resignación que nos ha traído la nueva
era y sus premisas de: “Si pasa algo, es porque tiene que pasar”, “Todo está
predestinado y tú lo aceptaste antes de nacer”, “Estas emitiendo juicios y no
se puede juzgar”, “No tienes que hacer nada, solo proyecta y todo se te
facilitará”, “El universo pone en tu camino lo que necesitas”, etc., coloca
nuestra perspectiva de futuro en una posición donde no sabes lo que hacer, como
hacerlo o qué camino tomar. Y claro nos asomamos por la mañana a la ventana y
esperamos a que venga una comitiva con pancartas, donde se nos indique la
dirección y orientación que debemos tomar ese nuevo día; entregamos nuestra
capacidad de creación a un azar o señales, poco menos que divinas, que nos
dirijan a la plena felicidad.
Mientras
permanecemos absortos en la contemplación de las supuestas señales divinas,
permitimos que algún que otro gurú o espabilado de turno nos deslumbre con fuegos fatuos y
creemos que hay están todas las respuestas a nuestras plegarias.
Por
otro lado no faltan esos otros, que tras recibir un fogonazo de luz divina en
una meditación, se creen tocados por la divinidad y mensajeros de la nueva
energía, que por sí misma y sin que nosotros tengamos que hacer nada para ello,
va a cambiar el mundo y la realidad en la que vivimos; y claro, se lanzan a
hacer cursos, talleres, sintonizaciones y lo que haga falta, para despertarnos
a la realidad suprema y a la nueva era chachi piruli que viene de camino.
Claro,
quizá aquí este la respuesta, en que tanto vividor, tanto iluminado y tanto
pirado han saturado el mercado. Pero todo tiene su límite y aquí ya estamos llegando al suyo. No se puede dar
información parcial, incompleta o reinterpretada. Estamos en un punto, en el
que cualquiera se proclama maestro, experto o sabio en materia “espiritual”.
Cualquiera cree que por ser iniciado por un determinado Maestro, más menos
afamado, o por ir a la India, a Japón, van a adquirir la sabiduría por el arte
de birli biloque. Pero esto no es lo que me preocupa, lo que me llama la
atención, es lo fácilmente que nos sometemos a ese estado de admiración, a esa
aura ilusoria, que rodea a estas personas y lo débil que es nuestra capacidad
de raciocinio, que se somete tan fácilmente a la creencia de que el esfuerzo y
la coherencia son innecesarios y pueden ser sustituidos por un pase de manos
mágico en nuestra aura.
Claro,
ahora tiene sentido tanto mensaje de “no juzgues”, “déjate llevar”, “tu destino
está marcado”, “fluye”, “no te resistas”….
¿Qué
ocurre entonces, todos los mensajes son falsos?
No,
no son tan tontos como para dar solo mensajes falsos, lo que ocurre es que
manipulan el mensaje y la forma en que tienes que interpretarlo. No te explican
cuál es la diferencia entre analizar y juzgar: Un análisis se hace desde la
coherencia y en lo posible desde la imparcialidad, examinando las
circunstancias desde un punto de vista abierto y sin que nos genere rabia,
repulsa o admiración, llegando a una conclusión lógica, pero respetuosa. Un
juicio es imperativo, está bien o está mal y si no coincide con mi criterio (mi
ego), conlleva repulsa, rechazo y
malestar.
Sinceramente
creo que estamos sometidos a una extraordinaria manipulación, orquestada de una
forma tan sutil y efectiva, que hasta los más preparados y conscientes, a la
que se descuidan están inmersos en ella. Disfrazan o desvirtúan tan magníficamente
la verdad o realidad, que es verdaderamente difícil permanecer en la línea objetiva
y coherente, por muy buena voluntad que tengas, por muy puro corazón que llene
tu pecho. Todos, absolutamente todos y yo el primero, hemos caído, caemos y
caeremos en alguna trampa especialmente diseñada para este fin.
¿Bien,
y cuál es el objetivo y que podemos hacer?
El
objetivo precisamente es cansar a la gente, saturarla, conseguir que la
información les llegue sesgada, incompleta y manipulada, de tal forma que
cuando intenten poner en práctica lo aprendido, el resultado sea deficiente y
defraudante, así lo abandonamos; y cuando alguien nos vuelve a hablar de ello,
no queremos saber nada, o por el contrario, por el dinero que nos ha costado o
el propio orgullo, nos aferramos sin intención de cambiar lo aprendido. De
todas formas el resultado esta desvirtuado y por tanto no se llega nunca al fin
optimo y completo que se debería alcanzar.
Lo
único que podemos hacer, es como he dicho en muchas ocasiones, apelar a nuestra
coherencia. Hemos de dar por sentado que aquí venimos a aprender y
experimentar; por tanto, no cabe la mente cerrada, estrecha u obcecada. Tenemos
que admitir que existen multitud de influencias que pueden alterar nuestra
percepción y hemos de ser humildes, sinceros y aceptar que tal vez lo que en un
primer momento nos pareció coherente y acertado, puede que solo fuera fruto de
una ilusión momentánea y que no pasa nada por dar un paso atrás y reconsiderar lo
aprendido u observado. No debemos permitir que jueguen con nuestra mente y la
manipulen, solo nosotros tenemos el poder de alcanzar la sabiduría interior y
por ello el gran esfuerzo que mantienen para que no lo alcancemos, ya que al
hacerlo dejamos de comportarnos como rebaño y sabemos perfectamente lo que
necesitamos y queremos.
Si
permanecemos atentos, sin expectativas predeterminadas, y pasamos toda la
información que nos llega por el filtro de nuestra sabiduría interior, de la
forma más aséptica posible, plenamente convencidos de que nuestra mente-corazón
sabe con toda certeza cuál es la respuesta acertada, no tendremos problemas, ni
saturaciones, ni hastío.
Busca
dentro de ti, todo aquello que te han hecho creer que esta fuera.
Abrazote sincero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario