martes, 17 de febrero de 2015

EL MERCADO ESTA SATURADO

EL MERCADO ESTA SATURADO
            El título del presente artículo lo dice  todo.
            El otro día, al hilo de una propuesta sobre organizar algún curso o taller en un lugar determinado, la persona a la que se lo indique me contesto más o menos lo siguiente: “Inténtalo en otro sitio, ya que aquí el mercado está saturado y no se llenan los cursos de nada, ni incluso los famosos llenan ya las salas”.
            Este hecho me hizo recapacitar sobre lo que hace tiempo vengo apreciando, incluso en mi propia persona, y es que de un tiempo a esta parte hay una cierta desgana e incluso aburrimiento hacia todo este movimiento “espiritual” y como que nada te llena. Existe una especie de desengaño generalizado y solo unos pocos persisten en su fidelidad a la práctica de una técnica u otra, intentando mantener la expectativa de un resultado que consiga traer la, tan ansiada, felicidad a su vida, unida a la prosperidad y abundancia.
            Con el surgir de tanto buenismo y corderil resignación que nos ha traído la nueva era y sus premisas de: “Si pasa algo, es porque tiene que pasar”, “Todo está predestinado y tú lo aceptaste antes de nacer”, “Estas emitiendo juicios y no se puede juzgar”, “No tienes que hacer nada, solo proyecta y todo se te facilitará”, “El universo pone en tu camino lo que necesitas”, etc., coloca nuestra perspectiva de futuro en una posición donde no sabes lo que hacer, como hacerlo o qué camino tomar. Y claro nos asomamos por la mañana a la ventana y esperamos a que venga una comitiva con pancartas, donde se nos indique la dirección y orientación que debemos tomar ese nuevo día; entregamos nuestra capacidad de creación a un azar o señales, poco menos que divinas, que nos dirijan a la plena felicidad.
            Mientras permanecemos absortos en la contemplación de las supuestas señales divinas, permitimos que algún que otro gurú o espabilado de  turno nos deslumbre con fuegos fatuos y creemos que hay están todas las respuestas a nuestras plegarias.
            Por otro lado no faltan esos otros, que tras recibir un fogonazo de luz divina en una meditación, se creen tocados por la divinidad y mensajeros de la nueva energía, que por sí misma y sin que nosotros tengamos que hacer nada para ello, va a cambiar el mundo y la realidad en la que vivimos; y claro, se lanzan a hacer cursos, talleres, sintonizaciones y lo que haga falta, para despertarnos a la realidad suprema y a la nueva era chachi piruli que viene de camino.
            Claro, quizá aquí este la respuesta, en que tanto vividor, tanto iluminado y tanto pirado han saturado el mercado. Pero todo tiene su límite y aquí  ya estamos llegando al suyo. No se puede dar información parcial, incompleta o reinterpretada. Estamos en un punto, en el que cualquiera se proclama maestro, experto o sabio en materia “espiritual”. Cualquiera cree que por ser iniciado por un determinado Maestro, más menos afamado, o por ir a la India, a Japón, van a adquirir la sabiduría por el arte de birli biloque. Pero esto no es lo que me preocupa, lo que me llama la atención, es lo fácilmente que nos sometemos a ese estado de admiración, a esa aura ilusoria, que rodea a estas personas y lo débil que es nuestra capacidad de raciocinio, que se somete tan fácilmente a la creencia de que el esfuerzo y la coherencia son innecesarios y pueden ser sustituidos por un pase de manos mágico en nuestra aura.
            Claro, ahora tiene sentido tanto mensaje de “no juzgues”, “déjate llevar”, “tu destino está marcado”, “fluye”, “no te resistas”….
            ¿Qué ocurre entonces, todos los mensajes son falsos?
            No, no son tan tontos como para dar solo mensajes falsos, lo que ocurre es que manipulan el mensaje y la forma en que tienes que interpretarlo. No te explican cuál es la diferencia entre analizar y juzgar: Un análisis se hace desde la coherencia y en lo posible desde la imparcialidad, examinando las circunstancias desde un punto de vista abierto y sin que nos genere rabia, repulsa o admiración, llegando a una conclusión lógica, pero respetuosa. Un juicio es imperativo, está bien o está mal y si no coincide con mi criterio (mi ego), conlleva repulsa, rechazo y  malestar.
            Sinceramente creo que estamos sometidos a una extraordinaria manipulación, orquestada de una forma tan sutil y efectiva, que hasta los más preparados y conscientes, a la que se descuidan están inmersos en ella. Disfrazan o desvirtúan tan magníficamente la verdad o realidad, que es verdaderamente difícil permanecer en la línea objetiva y coherente, por muy buena voluntad que tengas, por muy puro corazón que llene tu pecho. Todos, absolutamente todos y yo el primero, hemos caído, caemos y caeremos en alguna trampa especialmente diseñada para este fin.
            ¿Bien, y cuál es el objetivo y que podemos hacer?
            El objetivo precisamente es cansar a la gente, saturarla, conseguir que la información les llegue sesgada, incompleta y manipulada, de tal forma que cuando intenten poner en práctica lo aprendido, el resultado sea deficiente y defraudante, así lo abandonamos; y cuando alguien nos vuelve a hablar de ello, no queremos saber nada, o por el contrario, por el dinero que nos ha costado o el propio orgullo, nos aferramos sin intención de cambiar lo aprendido. De todas formas el resultado esta desvirtuado y por tanto no se llega nunca al fin optimo y completo que se debería alcanzar.
            Lo único que podemos hacer, es como he dicho en muchas ocasiones, apelar a nuestra coherencia. Hemos de dar por sentado que aquí venimos a aprender y experimentar; por tanto, no cabe la mente cerrada, estrecha u obcecada. Tenemos que admitir que existen multitud de influencias que pueden alterar nuestra percepción y hemos de ser humildes, sinceros y aceptar que tal vez lo que en un primer momento nos pareció coherente y acertado, puede que solo fuera fruto de una ilusión momentánea y que no pasa nada por dar un paso atrás y reconsiderar lo aprendido u observado. No debemos permitir que jueguen con nuestra mente y la manipulen, solo nosotros tenemos el poder de alcanzar la sabiduría interior y por ello el gran esfuerzo que mantienen para que no lo alcancemos, ya que al hacerlo dejamos de comportarnos como rebaño y sabemos perfectamente lo que necesitamos y queremos.
            Si permanecemos atentos, sin expectativas predeterminadas, y pasamos toda la información que nos llega por el filtro de nuestra sabiduría interior, de la forma más aséptica posible, plenamente convencidos de que nuestra mente-corazón sabe con toda certeza cuál es la respuesta acertada, no tendremos problemas, ni saturaciones, ni hastío.
            Busca dentro de ti, todo aquello que te han hecho creer que esta fuera.
Abrazote sincero.

            

No hay comentarios: