En ocasiones es muy difícil dilucidar
entre si te has vuelto loco o si realmente estas verdaderamente entendiendo o conectando con la realidad.
La lucha entre la realidad y el
engaño en que vivimos es muy dura y difícil, a pesar de los mensajes que
recibimos a cada instante y de la voz interior que te llama a que te preguntes
y cuestiones la multitud de cosas y hechos que se dan por sentado a cada
instante, nos resistimos, en la mayoría de las ocasiones sin darnos cuenta, a
plantearnos siquiera el profundizar en las cuestiones más elementales de la
vida, así que ni mentamos las transcendentales, a esas ni siquiera las rozamos.
Cuando realmente comienzas a
plantearte si vivimos en una matrix, o si realmente estamos manipulados hasta
el punto de ser esclavos y marionetas en manos de otros, nos invade esa emoción
tan dañina y destructiva que es el miedo, que con su manto oscuro, con su energía
sutil casi inapreciable, nos envuelve, nos arrincona, nos atenaza y nos
paraliza. Ataca directamente a nuestra capacidad de decisión, a nuestra
seguridad, a nuestra confianza en nosotros
mismos y entonces recurrimos a buscar fuera, en los parámetros y formulas
externas, manipuladas, aprendidas a fuerza de más miedo y caemos más
profundamente en el pozo sin fondo que es la vida del esclavo.
Nuestra libertad es ficticia, a
pesar de que nos la presenten a diario como conseguida e inherente a cualquier
ilusión de decisión que tomamos. Estamos sujetos por
centenares de cadenas de energía sutil que atenazan nuestras decisiones y
futuro y que por supuesto nos impiden ver más allá de nuestras narices y de las
directrices impuestas. Las cadenas nos sujetan en forma de centenares de códigos,
normas, convencionalismos, obligaciones sociales, deberes comunitarios y sobre
todo el miedo a la perdida de lo que tanto nos ha costado conseguir y a la
escasez.
Como única solución a este miedo, a esta
emoción que nos paraliza, lo que encontramos es sumergirnos en la masa, en lo
que hace todo el mundo, el entregarnos sin condiciones, ni protestas en la
extensa red social preparada para acogernos, pero a la vez para esclavizarnos,
nos entregamos al redil y para ello sacrificamos nuestra percepción sensorial,
nuestras capacidad de crear, de pensar, de generar nuestra propia luz y así una
vez debilitados y sumisos somos presa fácil para cualquier tipo de ser, energía
o entidad sin escrúpulos y manipuladora.
De esta forma vamos pasando el día a día
con la cabeza baja, sumiso, falto de fuerzas, esperanza y ganas, recibiendo de
vez en cuando las migajas y las sobras que nos echan, a pesar de que la
abundancia y la exuberancia nos rodean. Al igual que nuestros animales domésticos,
sacrificamos nuestra libertad por una serie de normas férreas y una alimentación
física y espiritual dependiente del carácter y personalidad de nuestro amo.
Pero a cambio tenemos una seguridad de alimento, un refugio contra el frio y
una vigilancia veterinaria que nos previene contra enfermedades, aunque esto quizá
implique sacrificar hasta nuestra capacidad de reproducción, ya que en
ocasiones para que seamos mejores mascotas, nos capan, para nuestro bien y el
de nuestros amos. Pero eso sí, nos quieren mucho y por eso nos poseen de esa
forma intolerante y rígida.
La lucha contra el ego, esa personalidad
artificial creada en nuestro subconsciente con parámetros definidos para evitar
nuestra evolución, y nuestra verdadera esencia es despiadada, brutal,
inconsciente y de resultado incierto, pero cuando decides en lo más profundo de
tu ser, de tu esencia, luchar y revelarte contra ese poder en la sombra, te conviertes
en un guerrero implacable e invencible.
Ese
Guerrero, va aprendiendo poco a poco donde se encuentran las fuentes de las que
emana el agua reparadora, el lugar donde reponerse de sus heridas, el hogar
donde descansar y reponer fuerzas. No faltarán las ocasiones en que el
desfallecimiento esté a punto de conseguir que abandone, los momentos de desorientación,
harán mella en él el agotamiento y el cansancio, pero si apela a su fortaleza,
a su energía interior, al fuego que refulge en su corazón, no queda otra alternativa
que la victoria y la recompensa de la toma de consciencia que le conducirá a
una vida plena, satisfactoria y llena de luz, que le servirá para encontrar
otros Guerreros y compañeros con los que compartir tan preciado botín.
Por tanto alimenta tu espíritu de
voluntad, de confianza, de certeza, de confianza y mira hacia delante con tu brazo armado y tu corazón lleno de luz
y amor, el camino es más corto de lo que piensas y junto a ti caminarán muchos
más hermanos deseosos como tú de alcanzar la ansiada victoria. Confía en la
madre Tierra, en la hermandad vegetal, en la fraternidad animal, ya que todos
como hijos del planeta ansiamos el salto evolutivo, el despertar a una nueva
conciencia y la libertad absoluta y plena de nuestras almas.
Los Ar-Can Guerreros de la Luz, te
invitamos a compartir nuestra lucha, nuestro camino en la certeza de que
aquellos que estén en nuestra frecuencia y vibración, entenderán perfectamente
el mensaje, el llamamiento y juntos uniremos nuestras fuerzas para alcanzar la
victoria final. Aquí, hoy, decidimos que
ya se han cumplido las condiciones para alcanzar el objetivo final y gritamos “Consurge
conscientia”, en clara alegoría al grito almogávar “Deperta ferro”.
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