Suele ser una constante en mi
vida.
Me muevo por ciclos, de forma
pendular. En algún sitio he leído o escuchado que esto es normal, nos movemos
como los péndulos de la euforia o alegría a la tristeza o malestar, siendo lo
ideal permanecer el mayor tiempo posible en el tramo intermedio, en el
equilibrio, en la normalidad.
Esto es algo que no he
entendido, ni entiendo muy bien ahora, ¿Por qué no puedo permanecer siempre en
el equilibrio? ¿Qué es lo que me impide hacerlo? ¿Realmente tengo yo el control
de mi vida o existen agentes externos que la manipulan?
Como digo en periodos
determinados lo tengo todo muy claro, estoy completamente seguro de mí mismo y
de lo que hago, pero en otros periodos se me plantean miles de dudas y preguntas.
Me siento incomprendido, como si lo que hago o digo no llegase a los demás,
como si mi visión de las cosas fuese diferente a la de todo el mundo. Entonces
se origina en mi interior un intenso debate, ¿debería hacer lo que hacen los
demás?, ¿si no tengo éxito o no me entienden, tengo que cambiar y adaptar mi
discurso para que los que me rodean lo hagan?, ¿realmente esto es lo que
quiero, ser entendido, comprendido y venerado?
Aquí entramos de lleno en el tan
llevado y traído debate del ego. Que es lo que realmente proviene de mi esencia
y que es lo que me presenta como mejor alternativa el ego. Con cierta
frecuencia solía caer en la trampa de buscar fuera de mi consejeros, criterios
o sabios que me orientasen hacia como debo entender y manejar mi vida. Y claro
sucedía lo lógico, me entregaba esperanzada-mente a técnicas, prácticas o
sistemas que en un principio sí que atraían a cierto número de personas que
sintonizaban en esa frecuencia, pero lógicamente con el paso del tiempo esas
personas, mejor dicho yo sentía que eso no era realmente lo que pensaba y necesitaba,
y por lógica esas personas se alejaban y continuaban su búsqueda.
¿Fracaso?
Rotundamente NO.
Desconocimiento, desorientación Sí.
Sería muy complicado y extenso
en este momento explicar el cómo y por qué de forma deliberada nos mantienen en
la ignorancia y nos alejan lo más posible del verdadero conocimiento de nuestro
potencial y esencia divina. Necesitan esclavos anulados mental y
espiritualmente y han sabido hacerlo muy bien. Nos han inculcado que
necesitamos un líder, un guía, nuestra individualidad ha sido destruida, somos
dependientes de asociaciones con lo que estamos sometidos al criterio del grupo,
que es más fácil de manejar, de manipular. Pertenecemos a la asociación de
vecinos, a las asociaciones de Padres de Alumnos, asociaciones deportivas, todo
tipo de clubes (sociales, deportivos, musicales). Cuando hacemos viajes vamos
con agencias de que nos dicen dónde comer, dormir y que ver. Sin nombrar a
partidos políticos, sindicatos y otros súper regalos que sufrimos en nuestras
carnes.
¿Y quién dirige estos cotarros
sociales? ¿De verdad que os lo tengo que explicar?
Hubo una experiencia en mi vida
que no olvido y de vez en cuando se me presenta como ejemplo. Cuando hice un
curso de promoción en mi profesión en régimen de internado, un profesor nos
dijo el primer día “cuando pasen dos o tres días os estaréis comportando como
críos, como cuando estabais en la escuela”. En un principio pensé que estaba
tonto, tíos hechos y derechos de treinta y tantos a cuarenta y tantos años,
forjados en una profesión dura como se iban a comportar como niños. Pues sí,
así fue a los pocos días hacíamos tonterías impensables, teníamos
comportamientos estúpidos y éramos como borreguitos, surgieron los típicos
líderes o listillos y los seguíamos. Personas que tenían una personalidad
normal y de ideas claras, la perdían y por supuesto surgían los manipuladores,
los vividores y los deprimidos y víctimas.
Ahora pienso, que si en la
socialización existen líderes y guías que manipulan a las masas, solo hay que
domar y manipular a esos líderes y ya domino a todo el mundo. No es tan difícil
no.
Esto da mucho que pensar, que
ocurre realmente cuando se socializa al ser humano y hasta qué punto es
manipulable. El bien del grupo, el social, debe estar por encima del individual…
“Y una mierda” con perdón.
Quizá ahora este empezando a
comprender el motivo de ese estado pendular, de esa seguridad e inseguridad
temporal. Puede que los periodos de seguridad sean consecuencia de estar en
concordancia con mi esencia, con mi criterio individual, con lo que realmente
soy, pero cuando te vas encontrando con el día a día y la lucha continua para
contrarrestar la influencia social y enfrentarte a los clichés sociales,
terminas agotado, tu energía se debilita y sientes ganas de rendirte y dejarte
llevar por la corriente, sería más cómodo, más fácil.
Pero esto no es cierto, es todo
lo contrario, los convencionalismos sociales no te conducen más que a la
frustración, la sociedad o los que la manejan viven de sangrarte a ti, tu
energía, cada vez te exigen más esfuerzo para seguir dentro de su estatus. Si
hacéis un mes cualquiera cuentas, os daréis cuenta de que en las necesidades
básicas y esenciales para la existencia es en lo que menos gastáis, a pesar de
que lo encarece ostensiblemente la sociedad, pero para esto hay que ser
tremenda-mente realistas, ¿Cuánto vale realmente tu vivienda? ¿Realmente
necesitas tres teléfonos móviles? Un coche para cada uno y alguna moto. Una
televisión en cada dormitorio. Del recibo de luz, cuanto es realmente lo que
pagas. Cuanta comida tiras y cuanto pagas por ella. ESTAS ATRAPADO, AHOGADO Y
ESTRUJADO, pero quieres más, necesitas más y ese es el juego, crear necesidad.
Me da igual lo que piensen de
mí, si tengo seguidores o no, si me entienden o no, si social-mente soy más o
menos aceptado, quiero y pienso ser yo, lo que la sociedad necesita es que le
aportemos nuestra individualidad, que la enriquezcamos con nuestra particular
forma de ser. Tenemos que comprender y aceptar el criterio individual desde el respeto y el
no juicio (juzgar es comparar), si cada uno tenemos una cara, un cuerpo
diferente a todo lo demás, como vamos a ser, pensar y comportarnos todos igual.
Pues hala, a ser cada uno lo que
realmente es, a mirar en su interior y empezando por no juzgar y si no me gusta
pues no voy, si no me gusta pues lo digo, si no me gusta pues no lo hago y si
no lo necesito pues no lo compro. ¡Anda! Igual esto forma parte de la verdadera
libertad.
Por eso voy a ser yo para
gústame a mí mismo. Besote grante pa to Dios.