martes, 22 de mayo de 2012

VIVIR Y EXISTIR EN EL MOMENTO


             Es muy difícil explicar y transmitir lo que se alcanza  tras una experiencia personal. Se puede explicar de mil maneras diferentes, por ejemplo el sabor y la sensación que deja en nuestro paladar el chocolate o el agradable frescor de una suave brisa en una noche de verano, etc. Pero si no tenemos la experiencia en sí, solo podemos imaginárnoslo cada uno a nuestra manera.

            Algo parecido ocurre con el tan traído y llevado tema de vivir el ahora. Todo el mundo nos dice que eso es lo  que tenemos que hacer, nos dicen según su experiencia, como tenemos que conseguirlo y realmente por lo que observo pocos lo consiguen o al menos eso parece.

            Puede que el problema radique en el desconocimiento de lo que en realidad es el pasado, y en como tenemos que integrarlo en nuestro ahora. No va a ser ni mucho menos fácil explicarlo, sobre todo porque es una conclusión personal la cual, por supuesto, rebatirá mucha gente. Pero es la conclusión a la que he llegado y que AHORA me apetece exponer.

            Todo, absolutamente todo aquello que ocurre en nuestra existencia tiene un porqué y ese porqué es el aprendizaje, la enseñanza, la experiencia. Ignoro los mecanismos que nos llevan a vivir en el pasado y pensar solo en el futuro, pero si se que dejamos de lado el AHORA. Consecuencia, ni vivimos, ni existimos, estamos como maniatados y colgados de la nada.

            Vamos a intentar explicar primero el pasado y el objetivo de porque se creó el tiempo.

El pasado no es más que un conjunto de experiencias que vivimos en su momento y el objetivo de nuestra encarnación es ese, vivir experiencias, pero no solo eso, sino además comprenderlas y asimilarlas, ¿para qué?, pues para ponerlos a disposición del gran ente Espiritual que es el Universo y del que todos formamos parte de su esencia.

            Si no comprendemos que todo  cuanto nos ocurre tiene por objetivo el enseñarnos y mostrarnos algo, pasando a ser una vez que lo ha hecho experiencia, seguiremos anclándonos al pasado y repitiendo una y otra vez situaciones hasta que comprendamos el objetivo.

            Veamos cómo pienso que podemos analizar las vivencias:

            Las vivencias pueden ser buenas o malas, según el criterio general y equivocado de la mayoría de la gente.

            Las buenas no aportan bienestar, placer, felicidad, etc.

            Las malas, nos aportan todo lo contrario y son la causa de nuestras desgracias y pesares.

            ¿Por qué ocurre esto? Pues porque no sabemos gestionarlas ni las comprendemos, no vemos su objetivo y finalidad. No existen vivencias buenas o malas, solo existen vivencias. ¿Una vivencia que nos proporciona?, pues experiencia y sabiduría para en el futuro vivir el ahora. Si la experiencia que hemos tenido, por ejemplo quemarnos con una plancha y de acuerdo que duele, la analizamos veremos la infinidad de información que nos ha proporcionado para gestionar movimientos y situaciones en nuestro futuro. ¿Por qué decimos que es una experiencia mala?, acaso comparativamente no es extraordinariamente enriquecedora. Sin embargo nos aferramos solo a una parte de la experiencia ignorando el resto y lo más importante, que es que debemos estar centrados en lo que hacemos en cada momento, pendientes de todo lo que podamos aprender de la infinidad de situaciones que se nos presentan en cada momento, AHORA, y como no lo hacemos así pasado un tiempo volvemos a quemarnos y vuelta a empezar.

            El pasado esta para eso, para tenerlo como referencia, experiencia y gestionarlo, pero para poder hacerlo tenemos que aprender cómo. Tampoco podemos vivir atemorizados por su repetición. El pasado nunca se repetirá si estamos atentos a las enseñanzas recibidas, a todas, y para eso hemos de utilizar el AHORA y analizar las experiencias desde la imparcialidad y sin considerarnos incapaces para conseguirlo.

            Otra cuestión muy importante, es el saber y comprender lo que somos. Esta perfectamente claro y demostrado que todos somos energía pura procedente del mismo lugar y no solo nosotros sino todo cuanto existe. Por tanto no nos equivoquemos, ni confundamos la velocidad con el tocino. En este mundo material en que nos encarnamos, por las circunstancias que sean, se han establecido unos valores y varemos que tienden a clasificar a las personas en varias categorías unas mejor consideradas que otras.

            Bien pues esta clasificación es falsa para el Universo, la única diferencia entre las personas es la decisión de experimentar unas vivencias u otras, no existen buenos ni malos, existen aportadores de experiencias a la totalidad, solo que la totalidad al fraccionarse ha repartido las vivencias y de esta forma pueden ser observadas desde varios puntos de vista diferentes. Por tanto difiero de los niveles evolutivos, de los espíritus más puros y de otras zarandajas por el estilo. Hay espíritus que aportan experiencias de nivel cultural, otros de amor a los demás, otros de odio y rencor, etc, etc, etc. Pero si tomamos conciencia de ello y de su función y misión, observando de forma aséptica e imparcial su comportamiento, nos podemos que dar cuenta de que su objetivo es nuestro enriquecimiento espiritual, que será inmenso.

            ¿Y para ello que tenemos que hacer?, pues permanecer siempre atentos tanto a nuestras reacciones, como a las de los demás. Estar siempre atentos a permitir que la energía fluya a través nuestro sin juicios, sin trabas, sin condicionamientos.

            Nuestro trabajo debe ser el permanecer atentos y cuando aparezca el pasado, analizarlo de forma aséptica y aprender lo esencial. El entrenamiento puede ser duro, pero no imposible, sobre todo si lo inundamos de fe y confianza en nuestro conocimiento y esencia divinas. Hemos de entrenar nuestra mente a que este atenta a nuestras reacciones y prontos y a centrarla en el AHORA que es donde radica nuestro verdadero poder, en cuantas ocasiones hemos escuchado lo de ¡Cuenta hasta diez!, el simple hecho de centrarnos en contar nos retrotrae al presente y automáticamente se calma nuestra mente y reflexiona.

            Pero no podemos empezar la casa por el tejado, ni las matemáticas por las ecuaciones, el camino tiene que andarse poco a poco y paso a paso, sin prisas pero sin desanimarse y siendo plenamente consciente que lo que quizá consideremos pequeños logros, son en realidad importantísimos avances, solemos olvidarnos cuando llegamos a un lugar que si estamos allí, es gracias a que decidimos dar el primer paso y este es tan importante como el último.

            En cuanto al futuro, como no ha llegado no existe, además depende exclusivamente de nuestro ahora lo que nos depare. La atención permanente nos mostrará las correspondientes decisiones que tomaremos para que se ajuste a nuestras necesidades de seguir aprendiendo. Así es como hemos de plantearnos el futuro, como un devenir de experiencias de aprendizaje que si estamos lo suficientemente atentos no nos causará daño ya que nuestra experiencia y sabiduría  son suficientes para impedirlo. Además ya está desfasado el mensaje de que para aprender hace falta sufrir, eso es totalmente falso podemos aprender perfectamente desde la paz interior, desconozco quien invento esta forma de aprendizaje, pero desde luego he decidido erradicarla totalmente de mi vida y experiencia y como el único que tiene poder sobre mi soy yo, pues eso que le den al inventor de esa fórmula.

            Todos hemos tenido o presenciado situaciones en que la actuación de la energía, palia, remedía y transforma situaciones precarias, cambiando radicalmente y transformando la enfermedad en salud, la pena en alegría, etc.

            No obstante de forma obsesiva volvemos una y otra vez a cometer el mismo error y esto puede ocurrir por varias cuestiones. Una sin duda es la educación recibida. Se han preocupado de educarnos en la necesidad de depender de lo material, de lo que se nos proporciona y de tal forma que ni siquiera nos planteamos si verdaderamente necesitamos lo que nos meten por los ojos y a la fuerza.

            Nos han infiltrado en nuestra mente una infravaloración brutal y que solo podemos ser algo o alguien, si entramos en el juego de su modelo educativo y sus verdades veladas. Cuantas supuestas verdades se han caído con el tiempo y cuando la gente se ha preocupado el plantearse su veracidad. No les interesa que pensemos y trabajemos para conocernos a nosotros mismos. Cuantas grandes ideas y personas han sido denostadas y desprestigiadas para evitar que conozcamos la verdadera realidad.

            Bueno pues eso se ha acabado, hoy con internet tenemos acceso a muchísima información que hasta ahora estaba fuera de nuestro alcance. Pero cuidado, que también hay mucha desinformación puesta hay para desorientar. ¿Entonces como lo hacemos?, pues muy fácil, yo simplemente intento observar la información de la forma más objetiva posible, estando abierto a todo. Si la información o lo que veo y leo me llega, me vibra, me da la sensación de que es cierta, de que en mi interior ya lo sabía, suela ser verdadera y además aparecen automáticamente más elementos que la corroboran. Cuando una información suele partir de varios puntos diferentes y llegar a la misma conclusión, suele ser cierta y cuando además suelen salir elementos discordantes próximos a las entidades que intentan gobernarnos y dirigirnos, ya no me cabe la menor duda, es cierta.

            Y estaréis pensando, que tiene esto que ver con el origen de la reflexión vivir y existir en el momento, pues mucho, porque ahora con toda la información que manejamos y que disponemos, se puede reflexionar y ver como muchas personas a la vez están captando la realidad y están saliendo del sistema de manipulación, AHORA, más que nunca tenemos elementos que nos ayudaran a poder permanecer en el momento y decidir investigar por nuestra cuenta, decidir cómo vivir nuestro futuro, nuestra vida, que somos los dueños de nuestra realidad y que AHORA es el momento de sentarse y decir YO SOY y por tanto busco en mi interior, en mi consciencia, mi camino y evolución. Sin miedo, desde mi sabiduría, desde mi fortaleza, desde mi convencimiento de quien y que soy, un ser divino que en un momento determinado decidió encarnarse con un objetivo concreto y no precisamente el de ser un esclavo, sino una entidad libre, segura y perfecta.

            AHORA decido que de mi vida desaparezcan los temores, las improntas negativas, las manipulaciones y todo aquello que me impida desarrollarme, crecer y alcanzar mi plenitud.

            Así sea.

No hay comentarios: