Es
muy difícil explicar y transmitir lo que se alcanza tras una experiencia personal. Se puede
explicar de mil maneras diferentes, por ejemplo el sabor y la sensación que
deja en nuestro paladar el chocolate o el agradable frescor de una suave brisa
en una noche de verano, etc. Pero si no tenemos la experiencia en sí, solo
podemos imaginárnoslo cada uno a nuestra manera.
Algo parecido ocurre con el tan
traído y llevado tema de vivir el ahora. Todo el mundo nos dice que eso es
lo que tenemos que hacer, nos dicen
según su experiencia, como tenemos que conseguirlo y realmente por lo que
observo pocos lo consiguen o al menos eso parece.
Puede que el problema radique en el
desconocimiento de lo que en realidad es el pasado, y en como tenemos que
integrarlo en nuestro ahora. No va a ser ni mucho menos fácil explicarlo, sobre
todo porque es una conclusión personal la cual, por supuesto, rebatirá mucha
gente. Pero es la conclusión a la que he llegado y que AHORA me apetece exponer.
Todo, absolutamente todo aquello que
ocurre en nuestra existencia tiene un porqué y ese porqué es el aprendizaje, la
enseñanza, la experiencia. Ignoro los
mecanismos que nos llevan a vivir en el pasado y pensar solo en el futuro, pero
si se que dejamos de lado el AHORA. Consecuencia, ni vivimos, ni existimos,
estamos como maniatados y colgados de la nada.
Vamos a intentar explicar primero el
pasado y el objetivo de porque se creó el tiempo.
El pasado no es más que un
conjunto de experiencias que vivimos en su momento y el objetivo de nuestra
encarnación es ese, vivir experiencias, pero no solo eso, sino además
comprenderlas y asimilarlas, ¿para qué?, pues para ponerlos a disposición del
gran ente Espiritual que es el Universo y del que todos formamos parte de su
esencia.
Si no comprendemos que todo cuanto nos ocurre tiene por objetivo el
enseñarnos y mostrarnos algo, pasando a ser una vez que lo ha hecho experiencia, seguiremos anclándonos al
pasado y repitiendo una y otra vez situaciones hasta que comprendamos el
objetivo.
Veamos cómo pienso que podemos
analizar las vivencias:
Las vivencias pueden ser buenas o
malas, según el criterio general y equivocado de la mayoría de la gente.
Las buenas no aportan bienestar,
placer, felicidad, etc.
Las malas, nos aportan todo lo
contrario y son la causa de nuestras desgracias y pesares.
¿Por qué ocurre esto? Pues porque no
sabemos gestionarlas ni las comprendemos, no vemos su objetivo y finalidad. No
existen vivencias buenas o malas, solo existen vivencias. ¿Una vivencia que nos
proporciona?, pues experiencia y sabiduría para en el futuro vivir el ahora. Si
la experiencia que hemos tenido, por ejemplo quemarnos con una plancha y de
acuerdo que duele, la analizamos veremos la infinidad de información que nos ha
proporcionado para gestionar movimientos y situaciones en nuestro futuro. ¿Por
qué decimos que es una experiencia mala?, acaso comparativamente no es
extraordinariamente enriquecedora. Sin embargo nos aferramos solo a una parte
de la experiencia ignorando el resto y lo más importante, que es que debemos
estar centrados en lo que hacemos en cada momento, pendientes de todo lo que
podamos aprender de la infinidad de situaciones que se nos presentan en cada
momento, AHORA, y como no lo hacemos así pasado un tiempo volvemos a quemarnos
y vuelta a empezar.
El pasado esta para eso, para
tenerlo como referencia, experiencia y gestionarlo, pero para poder hacerlo
tenemos que aprender cómo. Tampoco podemos vivir atemorizados por su
repetición. El pasado nunca se repetirá si estamos atentos a las enseñanzas recibidas,
a todas, y para eso hemos de utilizar el AHORA y analizar las experiencias
desde la imparcialidad y sin considerarnos incapaces para conseguirlo.
Otra cuestión muy importante, es el
saber y comprender lo que somos. Esta perfectamente claro y demostrado que
todos somos energía pura procedente del mismo lugar y no solo nosotros sino
todo cuanto existe. Por tanto no nos equivoquemos, ni confundamos la velocidad
con el tocino. En este mundo material en que nos encarnamos, por las
circunstancias que sean, se han establecido unos valores y varemos que tienden
a clasificar a las personas en varias categorías unas mejor consideradas que
otras.
Bien pues esta clasificación es
falsa para el Universo, la única diferencia entre las personas es la decisión
de experimentar unas vivencias u otras, no existen buenos ni malos, existen
aportadores de experiencias a la totalidad, solo que la totalidad al
fraccionarse ha repartido las vivencias y de esta forma pueden ser observadas
desde varios puntos de vista diferentes. Por tanto difiero de los niveles
evolutivos, de los espíritus más puros y de otras zarandajas por el estilo. Hay
espíritus que aportan experiencias de nivel cultural, otros de amor a los
demás, otros de odio y rencor, etc, etc, etc. Pero si tomamos conciencia de
ello y de su función y misión, observando de forma aséptica e imparcial su
comportamiento, nos podemos que dar cuenta de que su objetivo es nuestro
enriquecimiento espiritual, que será inmenso.
¿Y para ello que tenemos que hacer?,
pues permanecer siempre atentos tanto a nuestras reacciones, como a las de los
demás. Estar siempre atentos a permitir que la energía fluya a través nuestro
sin juicios, sin trabas, sin condicionamientos.
Nuestro trabajo debe ser el
permanecer atentos y cuando aparezca el pasado, analizarlo de forma aséptica y
aprender lo esencial. El entrenamiento puede ser duro, pero no imposible, sobre
todo si lo inundamos de fe y confianza en nuestro conocimiento y esencia
divinas. Hemos de entrenar nuestra mente a que este atenta a nuestras
reacciones y prontos y a centrarla en el AHORA que es donde radica nuestro
verdadero poder, en cuantas ocasiones hemos escuchado lo de ¡Cuenta hasta
diez!, el simple hecho de centrarnos en contar nos retrotrae al presente y automáticamente
se calma nuestra mente y reflexiona.
Pero no podemos empezar la casa por
el tejado, ni las matemáticas por las ecuaciones, el camino tiene que andarse
poco a poco y paso a paso, sin prisas pero sin desanimarse y siendo plenamente consciente
que lo que quizá consideremos pequeños logros, son en realidad importantísimos
avances, solemos olvidarnos cuando llegamos a un lugar que si estamos allí, es
gracias a que decidimos dar el primer paso y este es tan importante como el
último.
En cuanto al futuro, como no ha
llegado no existe, además depende exclusivamente de nuestro ahora lo que nos
depare. La atención permanente nos mostrará las correspondientes decisiones que
tomaremos para que se ajuste a nuestras necesidades de seguir aprendiendo. Así
es como hemos de plantearnos el futuro, como un devenir de experiencias de
aprendizaje que si estamos lo suficientemente atentos no nos causará daño ya
que nuestra experiencia y sabiduría son
suficientes para impedirlo. Además ya está desfasado el mensaje de que para
aprender hace falta sufrir, eso es totalmente falso podemos aprender perfectamente
desde la paz interior, desconozco quien invento esta forma de aprendizaje, pero
desde luego he decidido erradicarla totalmente de mi vida y experiencia y como
el único que tiene poder sobre mi soy yo, pues eso que le den al inventor de
esa fórmula.
Todos hemos tenido o presenciado
situaciones en que la actuación de la energía, palia, remedía y transforma
situaciones precarias, cambiando radicalmente y transformando la enfermedad en
salud, la pena en alegría, etc.
No obstante de forma obsesiva
volvemos una y otra vez a cometer el mismo error y esto puede ocurrir por
varias cuestiones. Una sin duda es la educación recibida. Se han preocupado de
educarnos en la necesidad de depender de lo material, de lo que se nos
proporciona y de tal forma que ni siquiera nos planteamos si verdaderamente
necesitamos lo que nos meten por los ojos y a la fuerza.
Nos han infiltrado en nuestra mente
una infravaloración brutal y que solo podemos ser algo o alguien, si entramos
en el juego de su modelo educativo y sus verdades veladas. Cuantas supuestas
verdades se han caído con el tiempo y cuando la gente se ha preocupado el
plantearse su veracidad. No les interesa que pensemos y trabajemos para
conocernos a nosotros mismos. Cuantas grandes ideas y personas han sido
denostadas y desprestigiadas para evitar que conozcamos la verdadera realidad.
Bueno pues eso se ha acabado, hoy
con internet tenemos acceso a muchísima información que hasta ahora estaba
fuera de nuestro alcance. Pero cuidado, que también hay mucha desinformación
puesta hay para desorientar. ¿Entonces como lo hacemos?, pues muy fácil, yo
simplemente intento observar la información de la forma más objetiva posible,
estando abierto a todo. Si la información o lo que veo y leo me llega, me
vibra, me da la sensación de que es cierta, de que en mi interior ya lo sabía,
suela ser verdadera y además aparecen automáticamente más elementos que la
corroboran. Cuando una información suele partir de varios puntos diferentes y
llegar a la misma conclusión, suele ser cierta y cuando además suelen salir
elementos discordantes próximos a las entidades que intentan gobernarnos y dirigirnos,
ya no me cabe la menor duda, es cierta.
Y
estaréis pensando, que tiene esto que ver con el origen de la reflexión vivir y
existir en el momento, pues mucho, porque ahora con toda la información que
manejamos y que disponemos, se puede reflexionar y ver como muchas personas a
la vez están captando la realidad y están saliendo del sistema de manipulación,
AHORA, más que nunca tenemos elementos que nos ayudaran a poder permanecer en
el momento y decidir investigar por nuestra cuenta, decidir cómo vivir nuestro
futuro, nuestra vida, que somos los dueños de nuestra realidad y que AHORA es
el momento de sentarse y decir YO SOY y por tanto busco en mi interior, en mi
consciencia, mi camino y evolución. Sin miedo, desde mi sabiduría, desde mi
fortaleza, desde mi convencimiento de quien y que soy, un ser divino que en un
momento determinado decidió encarnarse con un objetivo concreto y no precisamente
el de ser un esclavo, sino una entidad libre, segura y perfecta.
AHORA decido que de mi vida
desaparezcan los temores, las improntas negativas, las manipulaciones y todo
aquello que me impida desarrollarme, crecer y alcanzar mi plenitud.
Así sea.